Alias "El Chato", identificado como Rutman Casabona Carhuavilca, era el encargado de reclutar menores junto a su hermano Gian Piero. En sus propias habitaciones, enseñaban a cargar armas, rastrillar pistolas y realizar disparos. “Les daba una Glock, una 3.8… practicaban en su misma casa”, relató un testigo protegido.

Un entrenamiento a sangre fría y sin temor

Los menores no solo manipulaban armas, también grababan audios de extorsión. “Escúchame, tienes una hora para que deposites 1000 soles”, dice la voz de un adolescente en uno de los mensajes hallados en celulares de la banda. Por estas amenazas, cobraban apenas 30 soles por entrega de sobres y llamadas extorsivas.

A pesar de las evidencias, alias “El Chato” negó pertenecer a la banda. Sin embargo, en un video se le oye recibir instrucciones directas de Bryan Campos Peralta, líder máximo de los Chukys. La familiaridad entre ambos deja claro el vínculo. También negó haber asistido al cumpleaños de Bryan, celebración donde abundaban las armas, el licor de etiqueta dorada y el derroche criminal, todo registrado por él mismo.

Capturas, pruebas y un culto macabro

Un reciente operativo permitió la captura de tres integrantes de la organización, incluido Rutman. Las pruebas de absorción atómica dieron positivo a él y a su hermano. En la guarida donde fueron intervenidos, la policía halló armas, drogas, celulares y ropa con el logo del grupo. En las paredes, un nombre resaltaba en letras grandes: “Los Chukys”.

El culto al muñeco de película era real. En altares improvisados, con veladoras y billetes, se encomendaban al muñeco antes y después de cada asesinato. “Cuando matan a alguien, le oran. Antes de delinquir, también”, declaró un menor reclutado.

Terror, silencio y una amenaza latente

Los vecinos temen hablar. Las calles de Manchay se han vuelto territorio de silencio. A diario, los extorsionadores exigen pagos con amenazas de muerte. El adolescente conocido como "Poko Floro", sicario de 16 años, fue asesinado y despedido por sus compañeros a balazos.

El coronel PNP Manuel Cruz Chamba confirmó que todo el sistema criminal gira en torno a Bryan Campos, aún prófugo. Mientras tanto, alias “El Chato” permanece detenido, dejando atrás los lujos y el poder. Su caída marca el inicio del fin de una peligrosa escuela del crimen, donde el adoctrinamiento a menores alimentó una ola de violencia.

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